EN ENERGIA, NO SIN MUJERES

Más de un centenar de hombres, profesionales de diferentes ámbitos del sector de la energía -empresarios, periodistas, políticos, profesores, ecologistas-, ha suscrito el manifiesto «En Energía, no sin mujeres», un texto que aboga por "la igualdad efectiva de mujeres y hombres" en todo evento relacionado con el sector energético, léase conferencia, mesa redonda, grupo de trabajo, comisión, etcétera. En todos esos foros (y en todos los demás), los firmantes quieren paridad.

La iniciativa «En Energía, no sin mujeres» se ha marcado como objetivo "visibilizar la presencia de estas en un sector masculinizado como es el de la energía, donde las mujeres son muy pocas veces invitadas en calidad de expertas a eventos, públicos o privados, como conferencias, debates, mesas redondas o comisiones". El manifiesto denuncia que esa escasa presencia pública de las mujeres en este sector "no solo resulta injustificada, sino que, además, es antidemocrática, al invisibilizar a la mitad de la población y excluirla de debates, ámbitos de actuación y toma de decisiones". Aparte de los 121 firmantes (véase aquí relación), el manifiesto ha logrado, así mismo, el apoyo público de más de 85 mujeres profesionales y activistas y ha sido suscrito además por 37 organizaciones y empresas del sector energético.

Un colectivo de personas relacionadas con el sector energético y vinculadas a diferentes organizaciones ha estado trabajando a lo largo de los últimos meses para impulsar la iniciativa «En Energía, no sin mujeres». Esta iniciativa está inspirada en otra similar, #NoSinMujeres, que hace unos meses lanzaron "académicos españoles por la presencia femenina en las ciencias sociales". El manifiesto «En Energía, no sin mujeres» insta, como la iniciativa #NoSinMujeres, al cumplimiento de lo establecido en la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

 Según los impulsores de esta iniciativa, el objetivo último de la misma es que "la transición energética hacia un modelo más sostenible por la que trabajamos muchas personas sea también una transición hacia un modelo más justo".

Un modelo más justo y más rico

El colectivo que ha promovido esta acción considera totalmente injustificada la ausencia de mujeres en la escena energética española, donde son muchas las investigadoras, ingenieras, docentes, técnicas, responsables de campañas, comunicadoras, académicas, cooperativistas, economistas, directivas, activistas, cooperantes con una dilatada experiencia. El manifiesto denuncia esa ausencia injustificada, y, sobre todo, la considera nociva para el progreso, pues limita el debate y lo empobrece.

Por todo ello, los firmantes se comprometen a participar solo en aquellos eventos (conferencias, mesas redondas, grupos de trabajo...) de más de dos ponentes en los que se haya contado con la presencia de, al menos, una mujer en calidad de experta. Esto implica que haya efectivamente presencia de mujeres o, en su defecto, que se les haya invitado formalmente pero hayan declinado la invitación (en este segundo caso deberá hacerse mención explícita a la invitación al comienzo del evento).

Además, el manifiesto también ha sido suscrito por 37 organizaciones y empresas del sector energético que adquieren el compromiso de participar, por medio de representantes, solo en aquellos eventos de más de dos ponentes, en los que se haya contado con la presencia de, al menos, una mujer en calidad de experta. Estas entidades, adquieren además el compromiso de proponer carteles paritarios en los actos en cuya organización participen activamente.

ATACANDO LA IGUALDAD

"Un cierto silencio"

ANGELES CASO

Por desgracia, se veía venir. Después del éxito de Vox en las elecciones andaluzas, mientras atendía con interés las explicaciones de los analistas políticos sobre las razones de su irrupción, no dejé de preguntarme hasta qué punto lo ocurrido tenía que ver con la “reacción” –en el sentido de “actitud opuesta a las innovaciones”, según la Academia– frente al cada vez mayor empoderamiento femenino. 

ME ASUSTA VER QUE UN PARTIDO NOS OBLIGA A DEBATIR SOBRE ALGO QUE CREÍA TAN SUPERADO

Bastaron unas semanas para descubrirlo: en cuanto hubo algo que negociar, lo primero que ese partido puso encima de la mesa fue la ley contra la Violencia de Género. Es decir, la expresión del acuerdo de la ciudadanía española para combatir un antiquísimo drama ligado a la creencia de que los hombres son superiores a las mujeres porque pueden someterlas mediante la fuerza física.

Mezclar ese tema con la violencia intrafamiliar –que, por supuesto, existe– es una triste manipulación de dos realidades que pueden llegar a coincidir, pero que no son ­necesariamente la misma. Decir que hay muchos hombres que son asesinados por sus mujeres –cuando las cifras del Ministerio del Interior lo niegan– o que existen numerosas denuncias falsas por violencia de género –otra supuesta verdad negada por las estadísticas de la Fiscalía del Estado– no dejan de ser burdas mentiras que sólo intentan justificar lo injustificable: el intento de atacar la igualdad desde su misma base.

La ley contra la Violencia de Género –avalada, no se nos olvide, por el Tribunal Constitucional– está lejos de ser perfecta, pero está contribuyendo a perseguir algo tan horrible coordinando esfuerzos y aplicando sistemas de protección imprescindibles, y no dilapidando el dinero en “chiringuitos feminazis”. Que se lo pregunten a las mujeres maltratadas y a sus hijos.

Me asusta ver que un partido de extrema derecha, exuberante de testosterona y machismo, nos obliga a debatir sobre algo que creíamos tan superado. Pero, sobre todo, me entristece ver que el PP es capaz de seguirles el juego con tal de hacerse con un pedazo de poder.

Como feminista, no quiero que el feminismo –que no es la lucha contra los hombres, sino la lucha contra un sistema injusto– sea sólo algo de la izquierda. Tampoco que sea sólo algo de mujeres. Esto nos afecta a todos y mejora la vida de todos. Cualquier paso atrás será pues dañino para todos. Sin paliativos.