María Zambrano, la filósofa a la que le gustaban las flores… y los gatos.
27 de docoembre de 2018
CUENTO: MARÍA JESÚS ESPINOSA DE LOS MONTEROS | ILUSTRACIÓN: RUTH MARTÍN
A María, desde bien pequeña, las ideas le salían de la cabeza como aquellas flores que brotaban en casa de su abuelo Diego.
Un día, mientras María estaba de vacaciones con su abuelo, ocurrió algo que le acompañaría siempre. De repente, mientras jugaba, María se sintió mal. Su cuerpo empezó a moverse tan rápido como las locomotoras cuando emprenden la marcha; sentía que sus manos y sus piernas temblaban como un flan; las palabras, esas con las que siempre le gustaba jugar, apenas salían de su boca. María acaba de sufrir el primero de una serie de ataques que marcarían su vida. María era tan frágil como los pétalos de aquellas flores que cuidaba en casa del abuelo.
A partir de ese día, a María le dio por querer descubrir el sentido de las cosas: ¿qué son realmente las personas? ¿y los animales? ¿en qué nos diferenciamos unos de otros? ¿qué pasa cuando nos morimos? ¿qué es el alma? ¿dónde se va?
Cuando María tenía siete años nació su hermana Araceli. Aquel fue el día más feliz de su vida.
—¡Papá, mamá, me habéis hecho el mejor regalo de mi vida!
María y su hermana Araceli fueron las mejores amigas durante toda la vida y juntas compartieron siempre una gran pasión por los gatos, sus animales favoritos.
Los padres de María y Araceli eran profesores, así que la familia tuvo que trasladarse muchas veces de ciudad. En una de esas ciudades, años más tarde, María conoció a un primo suyo que se llamaba Miguel.
Asociación Mujeres Progresistas Las Aguadoras Las Fuentes
Barrio Las Fuentes
No hay comentarios:
Publicar un comentario