Texto de Elena del Amo y fotos de Luis Davilla
07/04/2019
Para la icónica tribu africana, las planicies donde pastaban sus vacas eran de todos y de nadie: de los vivos, los muertos y los que están por nacer. La realidad de este pueblo se aleja, sin embargo, de esa concepción ancestral. Acechados por los cultivos, el turismo y el cambio climático, los orgullosos masáis parecen condenados a malvivir desheredados en su propia casa.
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