El País
Cartas a Director.
Unos niños juegan, gritan y corren entre las mesas del restaurante, incluso bajo las mesas de los otros comensales, sin que los padres hagan el menor gesto. Un pasajero habla por teléfono a voz en grito mientras el resto de los que comparten el vagón deben escuchar la conversación, quieran o no. Quiero aparcar, pero no puedo porque otros han dejado su coche atravesado, ocupando dos plazas de aparcamiento. Un perro ladra sin parar, mientras su dueño, impasible, sigue degustando su cerveza en la mesa de la terraza. Pasa una motocicleta, trucada para hacer expresamente más ruido, y hay que interrumpir la conversación. Podría seguir con interminables ejemplos, y no hablemos ya de dar los buenos días, pedir las cosas por favor, dar las gracias o ceder el asiento. ¿Cuándo y en qué parte del camino se perdió? ¿Dónde quedó aquello a lo que llamábamos educación?
No hay comentarios:
Publicar un comentario