Ya se están realizando los primeros ensayos clínicos a partir de esta novedosa estrategia. Su enfoque propone dirigir el mecanismo de degradación de proteínas a las que lo causan.
Conocer cómo las células del cuerpo degradan las proteínas y dirigir este mecanismo hacia las involucradas en el cáncer. Esta es la estrategia contra la enfermedad que propone y describe el estudio que lidera la investigadora aragonesa Cristina Mayor-Ruiz, un trabajo que supone un enfoque novedoso y prometedor contra la enfermedad que ayer fue publicado por la revista Molecular Cell. Esta joven nacida en Soria y criada en Zaragoza ha desarrollado como primera autora el trabajo sobre la degradación de proteínas dirigida (TPD) en el Centro de Investigación de Medicina Molecular de la Academia de las Ciencias de Viena (CeMM), una labor que ha realizado junto a los científicos Martin Jaeger y Georg Winter.
Su propuesta, en detalle, busca utilizar el mecanismo que el propio cuerpo tiene para degradar las proteínas y engañar a este para que lo haga con las que han mutado y llevan al desarrollo del cáncer. Se trata de «un nuevo enfoque», como señala, que puede servir de semilla para una nueva línea de fármacos en esa dirección. De hecho, sobre los degradadores ya hay ensayos clínicos en marcha actualmente y las empresas farmacéuticas se encuentran pendientes de los avances al respecto.
RACIONAL
«Es un concepto parecido al de la inmunoterapia, donde se usa el sistema inmunológico para luchar contra el cáncer. Aquí usamos la degradación de proteínas para dirigirlo, para engañarlo, y que degrade la proteína mutante», relata.
Se trata, pues de un enfoque que trabaja con unos fármacos diferentes a los tradicionales y, actualmente, indica que se está empezando a entender estos nuevos productos. «Hemos descubierto cuáles son los requisitos que nuestras células tienen que cumplir para que esta estrategia funcione»
De hecho, su trabajo permitirá diferenciar entre los pacientes que se pueden beneficiar de estos nuevos fármacos y los que no y, sobre todo «diseñar degradadores de forma más racional», es decir, y de una manera bastante resumida, sabiendo qué es lo que se quiere hacer exactamente. Igualmente, el estudio de Mayor-Ruiz sirve «para anticipar mecanismos de resistencia. Estos tres aspectos, según la investigadora, son los «más importantes» que aglutina su trabajo.
SELECTIVOS
Sin embargo, no es la única virtud que se espera de este nuevo campo de investigación para fármacos contra el cáncer. Otra cuestión que apunta la científica aragonesa es que los degradadores son «más selectivos» que los fármacos tradicionales, que basan su funcionamiento en la inhibición, y no en la degradación de las proteínas involucradas en el desarrollo de la enfermedad. Por ello, los potenciales efectos tóxicos que pudieran tener estos productos resultarían reducidos.
Otra de las grandes diferencias que marca el estudio de Mayor-Ruiz con lo conocido hasta ahora es que se estima que con la estrategia de inhibición tradicional solo aproximadamente un 20% de las proteínas pueden ser dirigidas químicamente, lo que deja algunos de los objetivos más relevantes inaccesibles. Con su investigación, este escenario cambia también.
En definitiva, como señalan desde la institución austríaca donde la científica ha desarrollado este trabajo y realiza su postdoctorado, se abre un «nuevo paradigma» en el desarrollo de medicamentos, gracias a la comprensión de los mecanismos de resistencia a la degradación de proteínas dirigida.
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