Al conocerse la existencia del brote de listeriosis iniciado en Sevilla se le reclamaban a la Junta de Andalucía explicaciones claras y más diligencia en los procesos de inspección y control. A estas alturas, con tres víctimas mortales y cinco abortos provocados por la infección, y con más de 200 afectados, puede afirmarse que la respuesta de la Administración no solo ha sido lenta y torpe sino que ha atravesado la frontera de la autocomplacencia y el absurdo.
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