La mayoría de ellas fueron por maltrato físico, psicológico y agresiones sexuales. El instituto creó una red de ayuda con colectivos para reducir los trámites
Vivir con un maltratador no tiene que ser fácil en un momento de confinamiento en el que el agresor ejerce un control sobre su pareja las 24 horas del día. Frente a ese aislamiento, la concienciación social hizo que vecinos, amigos y familiares decidieran pedir ayuda ante la sospecha de que algo raro podía estar pasando. También las propias víctimas. Así lo evidencian las llamadas recibidas por el teléfono de atención a víctimas de violencia machista de Aragón (900 504 405) que derivaron en 237 intervenciones urgentes.
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